La Secretaría de Salud (SESA) del Estado de Querétaro se adhiere, el segundo jueves de marzo de cada año, a la conmemoración del Día Mundial del Riñón, con el objetivo de concientizar a la población sobre comportamientos preventivos, los factores de riesgo y cómo vivir con una enfermedad renal.
El lema para este año es “Promover el acceso equitativo a la atención y la práctica óptima de medicamentos”, está dedicado a promover la salud renal para todos y en todas partes, ya que se estima que 850 millones de personas alrededor del mundo padecen de alguna enfermedad renal.
La función principal de los riñones es eliminar las toxinas y el exceso de agua de la sangre. También ayudan a controlar la presión arterial, a producir glóbulos rojos y a mantener los huesos sanos. Controlan los niveles del torrente sanguíneo de muchos minerales y moléculas, incluidos el sodio y el potasio, y ayudan a controlar la acidez de la sangre. Todos los días, los riñones controlan de forma cuidadosa la sal y el agua del cuerpo para que la presión arterial permanezca igual.
La enfermedad renal crónica (ERC) es una pérdida progresiva de la función renal durante un período de meses o años. Cada uno de los riñones tiene alrededor de un millón de filtros diminutos, llamados nefronas. Si las nefronas están dañadas, dejan de funcionar. Durante un tiempo, las nefronas sanas pueden asumir el trabajo adicional. Pero si el daño continúa, más y más nefronas se apagan. Después de cierto punto, las nefronas que quedan no pueden filtrar la sangre lo suficientemente bien como para mantenerlo sano.
Cuando la función renal cae por debajo de cierto punto, se denomina insuficiencia renal, la cual afecta a todo el cuerpo y puede hacer que se sienta muy enfermo. Si no es tratada puede poner en peligro la vida.
El principal indicador de la función renal es el nivel de creatinina en la sangre, un producto de desecho del cuerpo producido por los músculos y excretado por los riñones. Si la función renal está reducida, la creatinina se acumula en la sangre, lo que lleva a un nivel elevado cuando se realiza un análisis de sangre.
Una persona puede perder hasta el 90% de sus funciones renales antes de experimentar algún síntoma. Los signos de enfermedad renal crónica avanzada incluyen tobillos hinchados, fatiga, dificultad de concentración, disminución del apetito, sangre en la orina y orina espumosa.
Para el cuidado de la salud renal la Secretaría de Salud recomienda lo siguiente:
- Llevar una dieta saludable: puede ayudar a mantener un peso corporal ideal, reducir la presión arterial, prevenir la diabetes, las enfermedades cardíacas y otras afecciones asociadas con la enfermedad renal crónica. Es conveniente reducir el consumo de sal. La ingesta recomendada de sodio es de 5-6 gramos de sal al día.
- Realizar actividad física: puede ayudar a mantener un peso corporal ideal, reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedad renal crónica.
- Examinar y controlar el nivel de azúcar en la sangre, con análisis de sangre y orina.
- Monitorear la presión arterial.
- Tomar una ingesta adecuada de líquidos. El nivel adecuado para cualquier persona depende de muchos factores, como el ejercicio, el clima, las condiciones de salud, el embarazo y la lactancia. De forma normal significa ocho tazas, aproximadamente dos litros por día para una persona sana en una condición climática cómoda.
- No fumar. Las sustancias que contiene un cigarro generan estrés oxidativo y procesos inflamatorios crónicos. Además, algunas de estas sustancias se pueden acumular en el riñón y generar toxicidad.
- No automedicarse. En particular, no tomar una cantidad excesiva de antiinflamatorios no esteroideos o analgésicos.
- Realizar un chequeo renal: si tienes factores de riesgo como obesidad, diabetes e hipertensión o historia familiar de enfermedad renal.
- Para más información acudir al Centro de Salud.