viernes, noviembre 22, 2024
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Población infantil, la más afectada por pediculosis


El diagnóstico se basa en la observación directa de los piojos o liendres, así como por el rascado constante de la cabeza.

Basta el contacto directo con las personas infestadas u objetos utilizados por ellas, para contagiarse.

La Secretaría de Salud del estado de Querétaro da a conocer información sobre la pediculosis, así como recomendaciones para prevenirla.

La pediculosis es una infestación por ectoparásitos de zonas de piel cabelluda en el ser humano. Se caracteriza por prurito constante y escoriaciones, llegando a complicarse con infecciones secundarias, debido a su tipo de presentación y sintomatología. La población infantil de entre 5 a 15 años de edad, es la más afectada por este padecimiento.

Los piojos son específicos de determinado huésped, el reservorio es el ser humano. Se alimentan de la sangre del huésped. Su saliva contiene sustancias vasodilatadoras y anticoagulantes.

Un piojo adulto es color gris plateado y su tamaño se asemeja al de una semilla de ajonjolí. Cuando un piojo hembra llega a la cabeza de una persona, empieza a poner sus huevos o liendres que se adhieren al cabello, cerca del cuero cabelludo, por medio de una sustancia pegajosa.

La liendre tiene forma ovalada de color blanco que se distingue de la caspa porque está muy agarrada y sujeta al pelo, a menudo se localizan cerca del cuello o detrás de las orejas; además, pueden vivir por más de dos semanas.

De estos huevos sale el piojo que pronto se hará adulto y comenzará a alimentarse y a poner más huevos. En la etapa adulta, es difícil de visualizar, porque se mueve rápidamente.

El diagnóstico se basa principalmente en la observación directa de los piojos o liendres, así como por el rascado constante de la cabeza.

La pediculosis se desarrolla generalmente en cuero cabelludo con adecuada higiene y basta el contacto directo con las personas infestadas u objetos utilizados por ellas –sombreros, peines, gorras, sujetadores de cabello, chalinas, etc.-, para contagiarse.

En cuanto al tratamiento de la pediculosis, existen prácticas sencillas que se pueden llevar a cabo en casa. Una de ellas es hacer una solución hecha con una taza de vinagre y dos de agua y mojar todo el cabello y cuero cabelludo; también hay lociones o champús antipiojos.

Estos tratamientos sirven para matar el piojo adulto, lo cual limita la transmisión, no obstante, se deben eliminar también las liendres (huevecillos del piojo) porque de lo contrario reinicia el ciclo de vida, favoreciendo de nueva cuenta la propagación.

Para eliminar las liendres se recomienda que, una vez enjuagado el cabello, ya sea con el champú antipiojos o con la mezcla de agua y vinagre; se quiten las liendres con la mano o se cepille el cabello por secciones con un peine de dientes muy cerrados.

Durante el tratamiento se aconseja desinfectar a diario los peines y cepillos con agua muy caliente o cloro durante 10 minutos, así como lavar las toallas, ropa de vestir y ropa de cama (almohadas, sábanas y colchas) también con agua caliente.

Es importante que niñas y niños con este padecimiento, no asistan a la escuela, hasta después de uno o dos días de haber iniciado el tratamiento. Se les debe de dar seguimiento, hasta cerciorarse que los piojos y liendres hayan desaparecido por completo.

Todas las personas que conviven con el paciente se tendrán que revisar, y en caso de sufrir contagio, se aplicará el mismo tratamiento.

La Secretaría de Salud del estado realizan actividades de promoción de la salud, para evitar el contagio; a través de consulta externa de primer nivel de atención para el diagnóstico; y mediante las brigadas epidemiológicas durante la atención de brotes.

Asimismo, realiza trabajo conjunto con la Unidad de Servicios para la Educación Básica del Estado de Querétaro para la notificación y control de brotes en escuelas.

En el estado hasta la semana epidemiológica 10 de 2018, se han registrado 259 casos.

Para evitar la pediculosis es necesario:
Lavar, peinar y cepillar diariamente el cabello.
Revisar en forma periódica la cabeza de los niños y niñas, sobretodo detrás de las orejas y en la nuca.
Limpiar peines y cepillos con frecuencia.
No intercambiar objetos personales que se usan en la cabeza o cerca de ella.

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