El miedo que reina en el barrio donde el monstruo de Ecatepec cometía sus crímenes.

Una veintena de mujeres y niñas lloran y rezan frente al altar improvisado en medio de una avenida en Ecatepec. El memorial, que surgió de manera colectiva y espontánea, pide justicia para las mujeres que se cree murieron a manos del ahora conocido como “Monstruo de Ecatepec” y su pareja.

Ecatepec, un municipio conurbado a la Ciudad de México, donde los feminicidios son tristemente frecuentes, se ha conmovido con la noticia de que allí se detuvo la semana pasada al que, de comprobarse sus crímenes, podría ser el mayor asesino serial en la historia de México.

l miedo se siente en el ambiente. Los parques y sus juegos infantiles están desiertos, las miradas que se cruzan en la calle son de desconfianza. Los padres no dejan salir a sus hijos solos.
El presunto feminicida, llamado Juan Carlos, de 38 años, utilizaba a su esposa, Patricia, de 44, como señuelo. Ella era quien invitaba a mujeres jóvenes a su residencia, un cuartucho de servicio en la azotea de una casa azul de dos pisos, en Jardines de Morelos.
El escalofriante caso de la pareja de asesinos seriales que vendían las partes de los cuerpos de sus víctimas en Ciudad de México
Las mujeres iban para comprarles los quesos, la ropa importada o los perfumes que vendían.
Una vez allí, las mataban y las descuartizaban en el baño.
“Perfectamente normal”
El numero de víctimas no está claro aún, pero Juan Carlos confesó haber matado a 20 mujeres, según la fiscalía. De 10 de los crímenes dio detalles minuciosos.
El homicida confeso podría padecer psicosis y su pareja retraso mental, según los análisis psicológicos. Sin embargo los vecinos entrevistados por BBC Mundo los califican como “gente perfectamente normal”.
En un video que se filtró a las redes sociales y a los medios, el hombre dice al perito durante su confesión: “Si salgo voy a seguir matando mujeres”.
“Por el odio que les tengo”, cita entre los motivos. Entre las razones de ese profundo rencor está una ruptura amorosa que lo dañó. “Si yo no soy feliz, nadie lo va a ser”, dice.
También, relata que a los 10 años fue abusado sexualmente por una mujer con quien su madre lo dejaba encargado. Además, su madre tenía relaciones sexuales enfrente de él con hombres distintos a su padre.
Ecatepec: cómo es vivir en el peor lugar para ser mujer de todo México
Juna Carlos detalla actos atroces que él y su pareja hicieron con sus víctimas. Además, confesó que vendía sus huesos a una persona que no ha sido identificada.
El fiscal Alejandro Gómez aseguró a los medios que tenía que analizar el video, pero que cree que es “una filtración de un traidor” que está haciendo pública evidencia que no debería.
Reconoce que una línea de investigación es que los restos eran vendidos a santeros.
La pareja fueron detenida en la esquina de su domicilio, en un barrio de clase media baja, llena de pequeños comercios familiares. Llevaban un cochecito de bebé en el que transportaban restos humanos, dice la fiscalía.
A unos cuantos metros más adelante, está un lote baldío en el que los investigadores encontraron todavía más restos. El sombrío lugar, que despide un olor penetrante y que ha sido precintado por la procuraduría, también ha sido llenado espontáneamente con flores, velas y pancartas que exigen justicia.
Los familiares de tres mujeres desaparecidas este año fueron quienes descubrieron que entre las últimas comunicaciones estaba en común el número telefónico de Patricia, explica la activista Frida Guerrera, que ha seguido el caso muy de cerca.
“Ecatepec se caracteriza por la corrupción. Las autoridades no resuelven los crímenes, especialmente los de mujeres. En este caso, como en muchos, fueron los familiares quienes impulsaron la investigación, que dieron las primeras pistas. Sin ellos los asesinos no hubieran sido capturados”, explica la autora del libro sobre feminicidios “#NiUnaMás”